Trataremos, entre todos, de divulgar y compartir los misterios y rarezas que nos encontramos los vigilantes de seguridad, en los diferentes lugares, donde prestamos servicios, desde la honradez y la objetividad, intentaremos darle la explicación mas sensata y lógica que encontremos, y así compartiremos con todo el que quiera nuestras experiencias.

(Todo lo aquí recopilado son hechos vividos por compañeros vigilantes de seguridad)

domingo, 22 de mayo de 2011

El misterioso viejo


Un domingo, verano de hace demasiados tiempo; el placido paseo por los jardines anexos a la universidad, me llenaba de paz y de sosiego. Los paseantes se movían de un lado a otro absortos en un silencio imposible por encima de la Diagonal. La naturaleza esparcía su manto protector sobre los agobiados ciudadanos.

Un anciano de aspecto distinguido y elevada estatura, surgió de uno de los pequeños caminos que rodean a los arboles centenarios con una sonrisa agradable me saludo y me pregunto donde podía encontrar una botella de agua fresca para saciar su sed. Después de informarle que debía salir del recinto y dirigirse a un bar, tuve el acto reflejo de comentarle que como vigilante podía acceder a una de las máquinas de las oficinas, así sin darme cuenta estaba de vuelta con dos botellas de agua extremadamente frías. Sentados en un banco iniciamos una pequeña conversación, las primeras frases me subyugaron y captaron mi atención de tal manera que embelesado por el relato no podía mover ni un musculo.


Corría el verano del 1924, Barcelona estaba convulsa por la dictadura de Primo de Rivera y era muy habitual asistir a persecuciones y percibir las consecuencias de la represión. Pero en los círculos esotéricos y masones de la ciudad la agitan era extrema, se había iniciado una búsqueda silenciosa y discreta que movilizaba a todos sus adeptos y sus recursos. Los crímenes, asesinatos y venganzas se desataron entre la clase pudiente y los círculos mistéricos. Un conocido banquero apareció torturado y apenas pudo decir unas pocas palabras antes de fallecer: el libro. En esa semana un librero de la plaza de la universidad fue encontrado desnudo y colgado de los genitales boca abajo, con extrañas inscripciones alrededor, en un confesionario un sacerdote fue destripado y horriblemente mutilado, un profesor de universidad fue descuartizado y su despacho destrozado. La policía lo atribuyo a una ola de crímenes sin conexión y el alcalde hablo con la prensa, así en los titulares se hablo de las reacciones de fanáticos por el clima político que se estaba viviendo. En los ambientes más sórdidos del puerto se ofrecían suculentas recompensas por alguna información por un objeto que nadie sabia exactamente que era. Los robos se multiplicaron en iglesias, librerías de libros antiguos y mansiones burguesas, el caos no reconocido alarmo a todos. Las autoridades se asustaron y mandaron telegramas al gobierno de la nación. El propio Alfonso XXIII, fue informado en persona. Se convoco al gobernador de Barcelona a consultas

En Madrid discretamente se reunieron el rey, Primo de Rivera, el gobernador, un general , ministro del interior y un alto prelado de la iglesia católica. Acabada un joven y prometedor oficial de caballería era llamado a palacio. Esa misma noche el oficial cogió el tren con destino a la ciudad condal donde inicio su misión.

Nuestro joven oficial se presento herido de madrugada en el convento de Torre Girona y las amables monjas lo ocultaron de sus perseguidores. En su delirio conto lo sucedido a una joven novicia que no se movía de su lecho, fascinada por el militar. En la segunda noche le pidió que comprobara el fardo que tantas desdichas le había traído.
Ante la angélica mirada de la joven apareció una edición del “Mafteah Sheloman” que contiene “Las Claves de Salomón”, a pesar de su inocencia sabia que ese libro era muy peligroso y no dudo el llamar a la madre superiora. Una mujer alta, atractiva, culta y erudita se ocultaba bajo unos hábitos limpios y cuidados pero desgastados, una historia rebeldía y superación que solo encontró una salida para evitar un matrimonio de conveniencias y una existencia de servidumbre a un marido completamente estúpido, viejo, repugnante y asquerosamente rico y pudiente. Su hermana no tuvo mejor suerte y acabo muriendo de pena.

Observando el libro, traducción fiel de los pergaminos que se encontraban en la vasija de arcilla, recordó a la monja que le había iniciado en el conocimiento de los misterios de las lenguas muertas, no siempre aceptadas por la muy católica iglesia, era un secreto que muy pocas conocían. La traducción de algunas estrofas le horrorizo y en voz alta no pudo evitar exclamar: ninguna persona puede poseer este poder.

Pasaron las semanas y el joven iba mejorando mientras se afianzaba algo más que la caridad cristiana con la novicia, los paseos a la luz de las estrellas, le hicieron olvidar su misión, mientras en la comunidad crecía la inquietud por una relación que no era de amistad. La madre superiora se consumía en un infierno interior donde intentaba dilucidar la mejor salida para la responsabilidad con la que había sido castigada.

Aquella tarde, se sentía decidida a solucionar el dilema e hizo llamar a la pareja; soldado y novicia, les hablo de las consecuencias del maldito libro y su relación de hombre y mujer, después les aconsejo se marcharon muy lejos y nunca hablaran de lo sucedido, apostillo tened hijos y elegir al más fuerte e inteligente para que soporte la pesada tarea que se le encomendara y extendió encima de la mesa documentación y pasajes para un barco que partía para Argentina esa misma noche. Pasadas las 12 de la noche llamo a la comunidad y les dijo: hermanas el servicio a Cristo requiere un sacrificio sin igual. Aquellas que no hayáis superado los 30 años y lo deseéis deberán casare y traer vástagos a este mundo, el resto permaneceremos aquí velando porque nadie conozca un secreto que puede destruir el futuro no solo de esta ciudad sino incluso del mundo que conocemos.

Hay personas que resulta imposible saber si son humanos o seres mágicos, aparecen de la nada conversan contigo y desaparecen sin dejar rastro. Tal como vino se fue y no he podido saber nada más, solo la sospecha que algún lugar de esas edificaciones hay un libro custodiado por un ejercito secreto de hombres y mujeres que no se hasta donde estarían dispuesto a llegar por seguir manteniéndolo en el olvido.

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